De edad:
Los estudiantes en edad escolar: niños, adolescente y jóvenes, generalmente, cuentan en los países desarrollados con posibilidades para formarse dentro de un sistema educativo pero, ¿Qué hay de aquellos adultos que nunca tuvieron oportunidad de aprender todo aquello que sus capacidades le hubieran permitido?.
Restricciones personales:
Existen personas enfermas, hospitalizadas o impedidas que no pueden acudir al centro de formación y que muestran alta motivación para aprender.
Geográficas:
Las personas residentes en áreas alejadas de centros o instituciones educativas ven disminuidas sus posibilidades de acceso a la educación.
Temporales:
La enseñanza convencional exige la presencia del estudiante en un lugar determinado a la hora señalada. Son muchas las personas que a esa hora no pueden acudir al centro de enseñanza. En la enseñanza convencional, escolarizada, sus destinatarios no suelen tener obligaciones fiscales que suelen recaer en sus progenitores.
Dificultades económicas:
Los sistemas convencionales de enseñanza exigen la presencia física del estudiante en tiempo y espacio determinados. Esta asistencia puede comportar, además de los gastos propios de la inscripción en cualquier actividad formativa, no sufragada por los poderes públicos o las instituciones, los gastos derivados del transporte, residencia o pérdida de los ingresos no percibidos por ausencia del puesto de trabajo.
Demandas educativas:
Resulta complicado crear e impartir cursos formativos cuando la demanda local no justifica el esfuerzo ni la inversión.
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